Para medir
la repartición de la riqueza generada en una sociedad capitalista, el método de
Distribución Funcional del Ingreso (DFI) divide a los agentes de un país y los
categoriza según el rol que desempeñen en el proceso productivo: trabajadores
(asalariados) y capitalistas.
Dicho proceso, se lleva a cabo en la
empresa, donde el asalariado trabaja bajo las órdenes del capitalista, haciendo
uso de los medios de producción que éste le provee. Como resultado se obtiene
una mercancía que el empresario vende en el marcado, obteniendo dinero a cambio.
Con parte del dinero adquirido, el capitalista debe pagar el salario del
trabajador, reponer los costos de la materia prima y las depreciaciones de los
medios de producción utilizados. Con otra parte deberá abonar impuestos;
mientras que lo restante será para su consumo y la reinversión de la ganancia
como capital. El sustento de la inversión productiva, que permite que haya
crecimiento económico, se denomina superávit bruto de explotación (SBE).
Volviendo a la medición de la distribución
de las riquezas, el DFI indica la participación de la masa salarial total en el
ingreso que puede ser distribuido. Por su parte, el PBI representa el flujo de
la nueva riqueza que generó un país, que vendría a ser la suma de todos los
salarios y el SBE. Para calcular el porcentaje de ganancias que recibe cada
grupo, se utiliza la siguiente ecuación: 100= Salarios/PBI + SBE/PBI.
En el periodo comprendido desde 1975 hasta
2001, en Argentina, la participación asalariada en el ingreso del país, es
descendente. En 1975, a partir las políticas de ajuste del “Rodrigazo” y la
política económica de la última dictadura militar, la distribución del ingreso
al sector de los trabajadores fue desfavorable como nunca antes. En el ’75 cayó
5 puntos porcentuales, mientras que en 1976 –con el congelamiento salarial en
medio de un contexto inflacionario y de represión a la lucha obrera- se redujo
15 puntos porcentuales. Durante la segunda mitad de la década del 70, la
participación salarial se recuperó y llegó a un 42 por ciento.
En los ’80, de la mano de la devaluación y
de la crisis que trajo aparejada la Guerra de Malvinas, bajó la apropiación
asalariada: según la FIDE, entre 1980 y 1982, 5 puntos porcentuales; mientras
que para el BCRAP-CEPAL, el descenso llegó los 10pp. Luego, con la vuelta de la
democracia, se produjo una recuperación hasta 1986. Sin embargo, no es posible
comparar los resultados con la década precedente, ya que la serie de FIDE
termina en 1982 y la de BCRA-CEPAL empieza en 1980. Igual, se puede verificar
que el valor final es menor que el del inicio.
En el último período del gobierno radical
de Raúl Alfonsín y el inicio del de Carlos Menem, no hay datos disponibles. Sin
embargo, debido a la hiperinflación que comenzó en el ’89 y se detuvo a dos
años de la asunción de Menem como presidente, se estima que la participación de
los asalariados en la distribución del ingresa disminuyó intensamente.
En
1993, la participación salarial alcanzó un 40 por ciento. Con respecto a ese
año, todas las series muestran una intervención de los trabajadores mucho más
alta que en la década anterior. Entre 1993 y 1997, el sistema de cuentas
anunció una baja de 5 puntos porcentuales; el BCRA, 4pp. Según la serie del
CEPED, entre 1993 y 2002, la participación cayó
8 puntos porcentuales. Mientras que de 1997 a 2001, creció 1 y 5 puntos porcentuales,
alcanzando 34 y 38 por ciento, dependiendo de la serie observada. El aumento
fue consecuencia de la caída del producto de mayor proporción en relación a la
disminución del salario medio y el aumento de la desocupación.
Por otra parte, mientras que el SBE se
mantuvo como una proporción creciente
del PBI, la inversión bruta interna fija (IBIF), representó el 20 por ciento
del PBI. Entonces, se podría decir que la diferencia entre los ingresos que
perciben los trabajadores y los que reciben los capitalistas no es justa y
necesaria, ya que entre 1975 y 2001, no hubo un crecimiento económica a través
de la inversión que fuera acorde a las ganancias empresariales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario